Uncategorized

Radiación solar, amenaza permanente

La Organización Mundial de la Salud (OMS) utiliza el término de «epidemia» para calificar el significativo incremento del número de nuevos casos de cáncer cutáneo en los últimos años, una de las primeras causas de mortalidad en el ámbito mundial.
                                                       Por: Claudio García Toro, Asesor en Prevención de Riesgos.
      Basta decir, que en los últimos diez años el cáncer de piel creció un 8,3%, principalmente, por la exposición indiscriminada al sol. Hoy, la radiación ultravioleta asoma como una amenaza real a la salud de los chilenos, no sólo en verano, sino que también afecta en las estaciones que continúan, más aún en nuestra comuna, conocida y reconocida como “Ciudad del Sol”. 
      Esta nueva situación se debe, en gran parte, al lento pero continuo deterioro de la capa de ozono registrado en latitudes medias y altas que viene a agravar la situación ya que, como es ampliamente conocido, el ozono estratosférico es particularmente efectivo como absorbente de radiación UV.
      Cada año, miles de personas viven o visitan Quilpué atraídos por sus paisajes, Clima y cercanía con otras ciudades turísticas en las que el sol y las actividades al aire libre juegan un papel protagónico.
     La radiación solar es un factor natural de gran importancia debido a que ésta modula el clima terrestre, teniendo una influencia significativa en el medio. La radiación ultravioleta (UV) del espectro solar juega un papel determinante en diversos procesos en la biosfera. La radiación UV tiene varios efectos beneficiosos, pero también puede ser muy dañina si se exceden los límites de «seguridad».
      Si la cantidad de radiación UV es suficientemente alta, la habilidad de autoprotección de algunas especies vegetales se ve superada, y el sujeto puede resultar dañado. Este hecho también afecta a los seres humanos, en particular a la piel y a los ojos.
      Para evitar daños derivados de exposiciones prolongadas a la radiación UV se debería evitar la exposición a la radiación solar utilizando medidas de protección, que detallaremos más adelante, además de informar a nuestros vecinos de estas medidas.
      La necesidad de llegar al público con información fácilmente comprensible sobre la radiación UV y sus posibles efectos negativos ha llevado a los científicos a definir un parámetro que pueda ser usado como indicativo de las exposiciones UV. Este parámetro es el denominado Índice Ultravioleta o Índice UV (UVI). Está relacionado con los efectos dañinos de la radiación solar UV sobre la piel humana.
      Parte de la radiación que llega a la superficie terrestre es absorbida y parte es reflejada. El porcentaje de radiación reflejada depende de las propiedades de la superficie. Elementos como la hierba, el agua y otros, reflejan menos de un 10%, sin embargo no dejan de ser peligrosos para la salud.
     La existencia de vida en la tierra depende de un modo fundamental de la radiación solar, en particular de la cantidad de radiación ultravioleta (UV) que incide sobre los organismos vivientes. En las últimas décadas, debido al aumento del uso de fertilizantes nitrogenados y el empleo masivo de fluorocarbonos el espesor de la capa de ozono -que es nuestro protector natural de la radiación UV- ha ido disminuyendo de manera continua y peligrosa.
      De acuerdos a estudios realizados por la  Sociedad Chilena de Dermatología, en el país 237 personas mueren anualmente por cáncer a la piel. La CONAC, por su parte, explica que 10 de cada 100 mil chilenos padece esta patología, la que va en aumento. Resulta curioso que, sin embargo, estos episodios de alerta roja estén pasando inadvertidos para la gente común y corriente, especialmente para quienes están obligados a trabajar al aire libre durante las horas de mayor riesgo (en empresas aseo, temporeras, deportistas, carabineros de tránsito, jardineros y carteros entre otros).
      Es necesario que realicemos un autoexamen de la piel en forma regular por todas las personas para evidenciar algún cambio en la piel. Los lunares que cambian de color (dos tonalidades), aumentan de tamaño o se elevan bruscamente, deber ser signos de alarma. Picazón, sangramiento o presencia constante de costras porque la lesión no cicatriza bien, son signos de la presencia de cáncer en la piel. El autoexamen debe hacerse al menos 1 vez al mes, con ayuda de un espejo, y enfatizando en las zonas siguientes: Pabellones auriculares, labios, nariz, cara, cuello (región posterior), brazos, tórax anterior, piernas y pies, ya que, son los sitios más frecuentes de cáncer de piel.
      Hay tres tipos de cáncer de piel: El carcinoma basocelular, el carcinoma de células escamosas o espinocelular, y el melanoma.
     Para el autoexamen de los pacientes se tiene la regla de ABCD que indica la Asimetría de la lesión, Bordes irregulares, Color variado (marrón, negro, a veces sin color), y Diámetro grande mayor de 6 milímetros.
      Para evitar la penetración de los rayos ultravioleta del sol, se deben seguir los pasos siguientes: usar sombreros anchos, lentes oscuros con protector UV, ropa preferentemente de colores oscuros, protectores solares con pantalla física y química cosméticamente aceptables (no comedogénicos, no irritantes y que no se vean al aplicarlos), los que deben colocarse 20 minutos antes de la exposición solar o al baño y reaplicarse cada dos a seis horas, aunque diga que es contra el agua.
      Además, se debe evitar el sol entre 10 y 16 horas, especialmente en verano y vigilar que los niños jueguen en un lugar sombreado.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba