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Ni bruja, tampoco oveja: Un vistazo a las mujeres del mundo

Como mujer he sido víctima del machismo en numerosas ocasiones, se me ha hecho callar muchas veces, he sido ignorada en mis opiniones, soportado faltas de respeto, y a veces observada como un animal para cazar. También me ha traído sus beneficios claro está, pero ese es un tema del que hablaremos en otra ocasión.

                                                       Por: Giannina Luxardo, periodista. www.urbevision.cl, www.parlando.cl.

Mi padre y su obsesión por protegerme, ahuyentando casi con escopeta en mano a mis pololos, no dieron muchos resultados. A la primera de cambios salí con maletas y petacas de la casa antes de cumplir la mayoría de edad. Vivía con una mujer brillante y solitaria, en busca de educación profesional y nuevas historias. Mientras él, lloraba mi partida con “Es mi niña bonita” de Lucho Barrios, yo recitaba desde la capital “Para la libertad” de Miguel Hernández.

Muchos dicen que el machismo es un triste recuerdo que quedó en el pasado, pero hay una serie de estadísticas y actitudes, que me hacen pensar que es un tema latente, y es que no es fácil cambiar como alguien diría ciertas “tradiciones sociales”.

Según la sociología, la falta de oportunidades laborales y la discriminación económica, son las principales causas por las cuáles las mujeres renuncian a revelarse. Con decirles que con lo que va del año, en Chile aumentaron un 60% los femicidios en comparación al 2011.

Todavía recuerdo como si fuera ayer cuando mi nana arrancaba de miedo como una gacela por las callecitas de Artificio de su flamante esposo. Al final, tuvo que entablarle cuanta demanda había para que este no se pudiera acercar, y así se salvó de un cruel desenlace (el angelito se murió primero).

Claramente esto no ocurre sólo en Chile, sino en gran parte del mundo, en Perú la situación es peor, sobretodo en las relaciones sexuales y de pareja. México es igualito a sus teleseries, que el marido las engaña, pero ellas dicen no poder hacer nada, por no contar con los recursos suficientes para escapar del maltrato.

Hay una situación clave que nunca voy a olvidar, yo estaba en una piscina chapoteando para afrontar 43 grados, mientras frente a mi una mujer de mirada perdida, cubierta de pies a cabeza con un burka negro, sudaba la gota gorda mientras su esposo e hijo disfrutaban a más no poder los fabulosos días de verano.

Debo reconocer que algunas de nosotras con nuestras actitudes fomentamos este mal. Las actuales y lamentables declaraciones de Ena Von Baer con respecto al tema del aborto terapéutico, me han hecho recordar que en ciertas ocasiones somos también culpables.

Están aquellas que a cambio de un hogar y ciertos lujos prefiere callar y ser ovejas mansas, las que crían a sus hijos varones como casi dioses, y a las mujeres como esclavas de la casa. Las que permiten no ser ayudadas en el hogar y crianza (a pesar de que sea lo único que hagan), y después se quejan porque están agotadas.

La que dejan que decidan por ellas, aceptan ser golpeadas, humilladas y discriminadas, las que esconden y justifican el abuso, incluso aquellas que por no pagar la cuenta se dejan ser tratadas como mujeres objeto, desechables.

A todas ustedes mujeres, les digo no se la crean que somos el sexo débil, años de lucha no han sido en vano. No se trata de perder nuestra femineidad y andar con escoba en mano como brujas, les hablo de hacer valer nuestros derechos, afrontando la vida con la frente en alto, sea cual sea el ámbito donde nos desarrollemos.

Despertemos y acostémonos con dignidad, porque como dijo el gran escritor francés Voltaire un día, “Yo no estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero me pelearía para que usted pudiera decirlo”.

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