En Quilpué, el destacado escritor chileno presentó el libro “Introducción para inquietos”, rescate y estudio de la poesía del Premio Nobel estocolmeño 2011,Tomás Tranströmer.
Para quienes la poesía es parte esencial de la existencia humana y de la memoria colectiva, las placas poéticas con que Omar Pérez Santiago grafica lo neuronal del mundo literario, también muestra su propia vida y experiencia como escritor, traductor y maestro.
En un espacio creado con el fin de ser apropiado por todos: creadores, admiradores y seguidores, el Salón de Honor Municipal de Quilpué se ha convertido en un dominio que pertenece a las artes.
El viernes pasado, en una mágica tarde, Omar Pérez Santiago presentó el libro “Introducción para inquietos”, canto a la naturaleza y al amor que ésta última despierta en los poetas suecos, particularmente en el Premio Nobel 2011 Tomás Tranströmer, y su territorio en el mundo poético.
Omar, ¿qué significa la poesía para usted?
“La poesía es encontrarse a sí mismo, el largo camino que uno realiza para descubrir finalmente quién es”.
Además de la relevancia de haber sido merecedor del Premio Nobel 2011 y de su destacada trayectoria, ¿por qué otras cualidades usted decide tomar y transmitir el trabajo de Tomás Tranströmer?
“Tuve la oportunidad de conocerlo personalmente, conocer su poesía, haberlo traducido y apreciado. Me parecía que una de mis tareas era comunicárselo a otros, quienes con seguridad también lo podrán apreciar, en nuestro idioma, facilitando ese conocimiento. Además, la actitud placentera frente al mundo y a la naturaleza -pues la gran poesía sueca está muy ligada a ella-, a mí, como ciudadano, vividor de ciudades, siempre me atrajo y me ha sorprendido”.
Usted compara la conformación del mundo poético con placas tectónicas…
“La poesía, en general, es una tradición que se relaciona con muchas experiencias de muchos autores, inclusive los viejos o los muertos. Por lo tanto, es un intercambio de tradiciones reflejadas en los libros; es una cultura propia, un mundo, así como lo son las placas tectónicas, que están siempre en juego, en confrontación y choque, y -a veces- de estas confrontaciones, surgen pequeñas cordilleras y pequeños volcanes. Son culturas diversas que, estando relacionadas, friccionan o se encuentran en paz por un largo tiempo y no hay mayor disputa. Creo que la galaxia poética funciona así, es un mundo interconectado en que los poetas se comunican: como si fuera un gran cerebro poético”.
¿Cómo describir la tarea de traducir poesía?
“Casi nunca se está contento con una traducción, no hay quién lo pueda corregir directamente. Uno debe seguir una cierta intuición y, sobre todo, dejarlo madurar; el tiempo es el mejor consejero. Es difícil traducir poesía; no obstante, cuando uno lo hace por placer, por el gusto, no es un trabajo, sino que es poesía. Por lo tanto, como los buenos poemas, necesita que madure, que haya una reflexión detrás de ellos. A veces, en conversaciones, me han expresado que uno mejora un poema, pero creo que es el tiempo el que interviene”.
Por último, ¿qué le ha parecido estar en Quilpué, compartir con esta pequeña parte de la galaxia poética?
“Me parece que es extraordinario que haya gente que un día viernes venga a escuchar sobre poesía y, sobre todo, una poesía que no es ajena, como la sueca. Demuestra que, en Quilpué, hay interés y gente que ama la poesía, lo que ya es un síntoma de alegría. Me siento muy contento de estar acá”.
Omar Pérez Santiago
Egresó de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile. Estudió Historia Económica en la Universidad de Lund. En Suecia, fundó la Editorial “Aura Latina”. Como traductor, ha publicado «La Pandilla de Malmö» (Aura Latina, 1990); “Michael Strunge” (Arquitrave, 2010) y “Tomás Tranströmer” (Ediciones Pentagrama, 2009).
Otros libros son “Introducción para inquietos. Tomás Tranströmer” (Cinosargo Ediciones, 2012); “Nefilim en Alhué y otros relatos sobre la muerte” (Mago Editores, 2011); “Breve historia del cómic en Chile” (Editorial Universidad Bolivariana, 2007); Ensayo “Escritores de la Guerra. Vigencia de una generación de narradores chilenos”, (Editorial Universidad Bolivariana, 2007); “Trompas de Falopio”, novela junto a Gabriel Caldés (Editorial Universidad Bolivariana, 2007); “Negrito no me hagas mal”, novela -cómic (Centro Nacional de Cómic, 2000); “Memorias eróticas de un chileno en Suecia”, cuentos (Aura Latina, 1992) y “Malmö är litet”, novela en sueco (1988).