Uncategorized

El fruto cae cerca del árbol… también en la plaza de Olmué

Por Carlos Barrales.
               Hay cosas que son buenas aquí y en la quebrada del ají. La remodelación de una plaza y la modernización en las luminarias públicas, para hacerlas más eficientes en el consumo de energía, son obras que, vengan de donde vengan, se han de valorar en su justa medida.
               Y que no haya dudas en esto: nada debe cegar al observador honesto y bienintencionado. Las cosas que se hacen bien son motivo de aplauso.
               Lo peor es negar la sal y el agua a una administración pública que se supone está en su lugar para procurar desarrollo y que agota en ese afán todos los medios para producir progreso y bienestar, en suma, felicidad a los habitantes en tránsito o no de un determinado territorio.
               En el caso que nos interesa relevar, se trata de la remodelación en la plaza de Olmué. Un proyecto de mejoramiento en el ornato y equipamiento de un área verde con mucha personalidad, que es la cara más visible de la comuna.
               No obstante, cuando los proyectos se ejecutan con escasa o nula supervisión de quienes deben ejercerla, basta un sólo error para dejar una espesa nube de críticas.
               Y fue precisamente lo que ocurrió en  la plaza de Olmué la semana pasada. Un belloto (especie arbórea autóctona y por ende protegida por ley) fue talada y quemada a plena luz del día, y ante la mirada atónita de vecinos y turistas.
               Fueron a constatar lo ocurrido los activistas de la Organización «Olmué en Verde», quienes fotografiaron y grabaron un vídeo con los restos del tronco calcinado.
               La denuncia hizo que las redes sociales ardieran como lamentablemente ardió la raíz del belloto. Y, claro, la pregunta fue: ¿se pudo haber evitado este crimen?
               Porque eliminar un árbol es un crimen, aquí y en la quebrada de ají, y alguna razón debe haber para este despropósito.
               Como nunca el fruto cae lejos del árbol, alcanzamos a recoger unas bayas, frutos del anciano Belloto destruido, que quedaron desparramadas en el césped de la plaza.
               En Secpla de la Municipalidad no tuvimos la respuesta satisfactoria. Pusieron en duda la denuncia y hasta la procedencia de las bayas, a la sazón, hijos huérfanos del anciano árbol y únicos testigos de crimen.
               Exigiremos una respuesta formal (informe de la Conaf incluido) por medio del portal de Transparencia. Tendrán 15 días para explicar lo ocurrido.
               Y, ojo, que no digan que no era belloto, pues tenemos las pruebas que son las bayas y otros argumentos que nos reservamos de publicar.
               Nada justifica talar ni quemar árboles, menos si llevan echando raíces más tiempo que todos nosotros en Olmué, sin considerar que nos prodigan su sombra y bella compañía, limpiando el aire que contaminamos con nuestro estúpido concepto de progreso (que obviamente no significa más asfalto, más cemento, más autos, más plasmas, más utilidades, más «desarrollismo», más mierda…).

Publicaciones relacionadas

Deja un comentario

Botón volver arriba
A %d blogueros les gusta esto: