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Vocero de Redco V Región: “Esta Ley debiera llamarse Ley de la Improvisación en vez de Ley de Inclusión”

Reafirman que nuevo sistema de admisión escolar despersonaliza y no mejora en nada la Educación en Chile.
               El lunes 8 de agosto partió en la Región de Magallanes el nuevo sistema de admisión escolar impuesto por el Ministerio de Educación (Mineduc), cambio calificado como significativo dentro de los que conlleva la Ley de Inclusión, lo que muchos han criticado y considerado como negativo, ya que lejos de terminar con la discriminación, lo que conseguirá es hacer aún más despersonalizado el proceso para los padres y apoderados de Chile.
               El experimento comenzará con algunos cursos (prekínder, kínder, primero básico, séptimo, octavo, primero medio), siendo dos softwares los que asignen a los estudiantes a los colegios, lo que requirió el gasto público para la capacitación de funcionarios que deban enseñar a los apoderados a ingresar los datos, lo que reemplaza la atención personalizada que antes cada uno de los padres obtenían del director o sostenedor del proyecto educativo que habían elegido para sus hijos.
               Lo anterior se suma a la cantidad de trabas y nudos que presenta la implementación de la Ley de Inclusión, que desde el papel a la práctica ha traído sólo problemas a sostenedores, administrativos, profesores, apoderados y estudiantes, que han comenzado a vivir los coletazos de una reforma anidada en las ideas y alejada de la realidad cotidiana de las aulas chilenas.
               A ello se suma que, en Magallanes, se podrá postular a los 62 recintos hasta el 23 de septiembre, quedando los apoderados en ascuas hasta el 7 de noviembre en que estarán los resultados. Luego de esa fecha, se abrirá un nuevo plazo de postulación, proceso engorroso y complicado, que tampoco ha tenido la explicación y difusión necesaria.
               Al respecto, Jaime Molina, vocero de la Red de Sostenedores de Colegios Particulares Subvencionados (Redco) V Región, señaló que “lamentablemente, esta ley de a poco empieza a mostrar sus grandes falencias y a mostrar los dientes que nosotros vinimos advirtiendo hace mucho tiempo. Estos dos softwares van a asignar al azar a los alumnos de las escuelas cuando exista más demanda que cupos, y este sistema ya comenzó. Es decir, no es que nosotros estemos profetizando algo. Es algo que ya está ocurriendo en el presente, y esto debutó ya este lunes, en la Región de Magallanes. Por lo tanto, ya podemos demostrar con evidencia concreta lo mala que es esta Ley de Inclusión, que debiera llamarse Ley de la Improvisación, en vez de Ley de Inclusión”, enfatizó.
               Muy lejos de este tipo de implementaciones está lo que verdaderamente se requiere para mejorar la educación en Chile, que es tener profesores y personal docente capacitado con anterioridad para enfrentar una reforma de tal magnitud, que deberá enfrentarse no sólo a la labor de educar, sino también de integrar y cuidar a los alumnos al interior de los establecimientos, luego de la eliminación de las Escuelas Especiales y de Lenguaje.
               Así lo explicó Violeta Arancibia, psicóloga y profesora titular de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y ex directora del Centro de Estudios y Desarrollo de Talentos PENTA UC y del Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPIP) del Mineduc; en las XVIII Jornadas Latinoamericanas de Educación-Faepla 2016, realizadas en Santiago.
               “Ese es el nudo más esencial, la clave para que esto resulte o no resulte. No vamos a tener profesores formados para cinco o seis años más, etc. por lo tanto, hay una obligación para poder implementar una política de inclusión en las escuelas, de hacerse cargo de la formación de los profesores, pero específica, en las 12.000 escuelas, no un programa por la televisión o un programa general. Cada realidad educativa es distinta y hay que hacerse cargo de eso, hay que hacerse cargo responsablemente, sino es un engaño. Es un engaño para el padre, que ha sufrido exclusión muchas veces sin querer, y la ha sufrido, y va en búsqueda de un colegio que le pueda abrir las puertas. El colegio no puede hacer milagros, no puede hacer milagros si no tiene efectivamente un equipo docente preparado para el desafío”, acentuó la especialista.

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