COLUMNA DE OPINIÓN.
Parece estar todo acabado, sin chances ni oportunidades de ir al mundial. Ayer y tras la estrepitosa caída ante Perú, no nos quedan balas para una última ocasión.
Lo de Chile se viene repitiendo. Un equipo que carece de ideas dentro del campo de juego. Que espera a que Vidal, Alexis o algún miembro de la generación dorada, esa que nos tenía acostumbrados a ganar, frote la lámpara y gane el encuentro. Pero en estas clasificatorias no, se necesitaba más que eso para lograr el objetivo.
Lo de los jugadores es discutible. Podemos discutir quienes son los nominados o quienes parten de titular, es el abc propio del fútbol. Un deporte donde juegan once contra once y quien hace más goles gana. Lo que si se puede discutir, es el cómo podemos convertir más goles que nuestro rival, y es allí donde el principal apuntado es Martín Lasarte.
El hoy estratega de la selección, parece estar hundido en su propio mundo. Un DT que no arriesga dentro de la cancha, algo que Chile necesita urgentemente y que tras 12 partidos en su mandato sólo ganó dos. Ambos ante Bolivia, uno por un amistoso jugado en Rancagua y el otro en Copa América.
Pero más allá de los números paupérrimos de la selección, por sentido común, por nuestra esencia como personas y como futboleros, buscamos culpables de esta debacle de La Roja.
Mucho se ha dicho sobre el nivel de los convocados, que no están a la altura. Lo cual volviendo al punto anterior, es discutible. Sin embargo, lo que no es discutible, es si los entrenadores que han pasado por la selección chilena estuvieron a la altura.
Hoy, Martín Lasarte es el principal apuntado, ayer fue Reinado Rueda y anteriormente Juan Antonio Pizzi. El dilema es ¿Quién escoge a la persona que se calza el buzo de la selección?
Pareciera ser otro fracaso de La Roja u otro fracaso de la generación dorada. No obstante, el remate siempre debió apuntar hacia arriba, a las personas que toman las decisiones sobre la selección, porque no es común que otra vez nos estemos quedando sin mundial.
