Uncategorized

¿Cómo saber cuando el camino que tomamos es el correcto?

Por Carolina Castro, Coordinadora Oficina Distrital Diputado Schilling.
¿Ser o dejarlos ser?
               A diario vemos lo difícil que es salir adelante, no sólo para quienes enfrentamos la vida con lo que se llama madurez….sino sobre todo para los que vienen detrás. Vivimos criticando, comparando y, muchas veces, sesgando a los que nosotros mismos hemos invitado a ser parte de este sistema, una invitación a la cual no tuvieron  el derecho  de negarse y sólo llegaron.¿ Qué  parte, se nos perdió? , ¿Dónde extraviamos la ternura  tan deseada ?…
               EL computador se ha convertido en su mejor niñera, su nana, su amigo(a), su confidente. El trabajo (si hay, sino peor), las cuentas, la casa, Internet…  no nos dejan tiempo. Luego, las quejas: “no me hablas”, “ya no me escuchas”, “haces lo que quieres”, “¿qué ropa es esa?”, “¿Cómo hablas así?”. Pero,¿ cuánto de esos maravillosos invitados conocemos?, ¿sabemos quiénes son sus amigos?, ¿qué piensan, qué sienten ,porqué una pantalla con un teclado son sus cómplices?
               Tal vez respondamos que sí, que lo sabemos, que es normal,  que todos lo hacen. Pero, ¿realmente lo sabemos? Realmente, ¿sabemos quiénes son?, ¿qué es lo que quieren, qué es lo que necesitan?. Hemos perdido la capacidad de asombro. Pocas cosas nos impactan. Un joven muere a la salida de una discoteca, otro es agredido, niñas peleándose mientras las graban.
               Si nos pusiéramos frente a ellos, sin caretas, sin esa mezcla de seudo superioridad y poder ganado por el sólo hecho de ser los anfitriones de esta  hazaña llamada vida, y fuésemos capaces de descubrirnos, transmitirnos, mirarnos en sus ojos, seguramente nos sorprenderíamos, veríamos un abismo de soledad disfrazado de “carretes “, notebooks , ciberamigos  o relaciones tempranas . Luego, el descargo fácil: “los tiempos han cambiado”, “nuestra sociedad ha cambiado”, “ellos saben lo que hacen”.
               Y, es tan fácil. Una mirada, un abrazo, una caricia, un te quiero, un tiempo solo para ellos, pero de verdad. Les sorprenderá la transformación que experimentarán, podrán encantarse al encontrarlos nuevamente. Ellos son el mañana, semilla  de nuestro pasado. De nuestras manos, nuestros gestos, nuestra entrega, dedicación; pero esa  del alma, de adentro (que va más allá de un par de zapatillas caras), de verlos y que nos  vean al desnudo, sin máscara, sin muros, con conectores de amor,  depende lo dulce del fruto que pueden llegar a ser.

Publicaciones relacionadas

Un comentario

  1. Sabias preguntas que debemos hacernos a diario para cambiar nuestro actuar y entregarles más amor y atención a nuestros hijos. Felicitaciones.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba