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Pueblo

Por: Andrés Rojo Torrealba. Periodista y comentarista político. Quilpueíno.
En estos tiempos de campaña electoral y de agitación política, cuando el gobierno ya ha pasado la mitad de su mandato y descubre que sus ministros presidenciables apuran la cercanía de su final, se empieza a hacer recurrente hablar del pueblo. Que el pueblo quiere un cambio, que el pueblo está satisfecho, que el pueblo quiere una asamblea constituyente o, al menos, una nueva Constitución.   Sobre todo, se usa eso de “el pueblo quiere…”
En estas condiciones resulta conveniente preguntarse quiénes conforman el pueblo, sabiendo de manera anticipada que no se volverá a hablar de este hasta las siguientes elecciones.
Desde un punto de vista estricto y académico, pueblo somos todos los que habitamos el país, incluyendo a extranjeros y menores de edad.  Sin embargo, desde una perspectiva política, se debe reconocer que cuando se habla de pueblo se está pensando sólo en quienes piensan igual o más o menos parecido a quien habla, y que más que referirse a una comunidad determinada se trata de buscar un argumento que sustente las opiniones propias.: “El pueblo cree que …”, “si yo pudiera decidir, el principal beneficiado sería el pueblo…”
No faltan quienes sostienen que el pueblo está cansado de un sistema político y/o económico determinado y, como sumos sacerdotes de ese pueblo, anticipan que lo que quiere el pueblo es tal o cual modelo político.
Ocurre sin embargo, que cuando se le pregunta directamente al pueblo -y la única pregunta directa es la elección o el plebiscito porque las encuestas no sirven para este propósito- el pueblo tiende a tener una opinión diferente a la que habían anticipado sus “intérpretes”.
El pueblo incluye, naturalmente y por un evidente sentido de justicia, a todos los que, desde una u otra perspectiva, se puedan considerar como “enemigos del pueblo” y una de las virtudes de la democracia es que el voto de estos vale exactamente lo mismo que el sufragio de quienes se consideran a sí mismos “salvadores del pueblo”.
Lo más interesante, sin embargo, es que quienes conforman el “pueblo”, es decir todos los que son perseguidos o liberados por algunos pocos que se consideran especiales, son la inmensa mayoría y en una elección son estos los que deciden el destino del país.   Recién en ese momento se sabrá si el pueblo está satisfecho o disconforme, más allá de lo que digan los que se han autodesignado como sus representantes.

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