Salud Mental del Hospital de Quilpué ayuda a niños y jóvenes autistas a través de la Terapia Ocupacional

Gran parte de los niños que llegan a esta unidad del centro asistencial quilpueíno lo hacen por trastornos conductuales.
Existe la premisa que “cuando conoces a una persona con autismo, conoces a una persona con autismo” ya que la individualidad de cada niño o adolescente que presenta esta condición es imposible de generalizar. De esta manera, atendiendo las particulares características de cada individualidad, el Programa Infanto Juvenil de la Unidad de Salud Mental del Hospital de Quilpué realiza el abordaje de los niños, niñas y adolescentes que presentan algún Trastorno del Espectro Autista (TEA).
El TEA es una condición neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez y que estará presente durante toda la vida de la persona. Impacta en cómo una persona se comporta, interactúa, se comunica y aprende. El autismo, el síndrome de Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado son parte del TEA, y todos ellos se manifiestan de distintas formas y tienen distintos tratamientos.
Lisette Huerta Castro, Terapeuta Ocupacional del Programa Infanto Juvenil de la Unidad de Salud Mental del Hospital de Quilpué explica que el escenario de abordaje de los niños y adolescentes que presentan TEA ha ido evolucionando en el tiempo, por una mayor conciencia e información acerca de este Trastorno, una mayor preparación y especialización de los profesionales y nuevas estrategias terapéuticas.
DETECCIÓN PRECOZ, MEJOR PRONÓSTICO
Las situaciones que llegan a la Unidad de Salud Mental del Hospital de Quilpué son diversas. Se trata de niños y adolescentes con un nivel de Autismo severo o nivel 3 como se clasifica ahora, y niños y adolescente con un autismo leve o nivel 1, que no son diagnosticados en la primera infancia.
“Muchas veces estos últimos casos, son los que mayores dificultades presentan a nivel familiar, ya que por ejemplo tienen crisis intensas por desregulaciones, por ejemplo, al cambiar algunas situaciones diarias sin anticipar, donde no pueden flexibilizar y en las escuelas también, ya que algunas demandas escolares son difíciles de comprender u algunos hábitos no los adquieren y estas conductas abren las señales de alerta en estos contextos” explicó Lisette Huerta.
Por lo tanto, muchos chicos llegan a la unidad de salud mental por trastornos conductuales, que durante el tiempo de la evaluación diagnóstica y con la mirada de distintos profesionales, se les diagnostica finalmente con TEA.
Para esta profesional es importante que quienes conviven a diario con niños y adolescentes estén alertas. “Todos tienen sus propias características y el hecho que se pueda detectar tempranamente es primordial. Y lo que la evidencia te dice es que mientras más temprano es la detección del diagnóstico, mejor es el pronóstico”.
En ese sentido existen instrumentos de entrevistas para los padres antes de los tres años que se pueden aplicar en Atención Primaria y que sería ideal que se apliquen en el consultorio para pesquisar tempranamente e iniciar un tratamiento precoz.
“En Quilpué contamos con la fortuna que esto se está haciendo, porque hay un equipo del Hospital Gustavo Fricke que está capacitando en detección precoz a los consultorios de salud. El consultorio Aviador Acevedo tiene un programa piloto en esta aplicación de entrevistas donde se ven factores de riesgo y se empiezan a hacer tratamientos precoces a las familias y a los niños para que entiendan cómo es trabajar con estos chicos y cómo potenciar aquellas actividades que tienen que empezar a cumplir según su edad de desarrollo”, precisó la terapeuta.
EL ABORDAJE DE LA TERAPIA OCUPACIONAL
Debido a que el Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición de salud que acompaña al individuo toda su vida, la importancia de la Terapia Ocupacional es vital para el adecuado desarrollo y funcionalidad de las personas con esta condición de salud y sus familias.
“Las áreas que abarca nuestra disciplina se centran en las actividades ocupacionales que se desarrollan a lo largo del día. De esta forma las actividades de alimentación, higiene y vestuario, son reforzadas para que sean logradas según su ciclo vital. Nuestro rol como Terapeuta Ocupacional es apoyar con estrategias a los padres o cuidadores para que sus hijos logren estas actividades”, comentó Lisette.
La Terapia ocupacional también trabaja con las disfunciones en integración sensorial y que se manifiestan a través de reacciones adversas a estímulos sensoriales, que para nosotros “neurotípicos” consideramos como algo normal. “Este Modelo de Integración Sensorial, propio de los terapeutas ocupacionales permite evaluar estas disfunciones y ayudar a la maduración de las conexiones neuronales que se encuentran con problemas de modulación o registro, entregando tratamientos y dietas sensoriales para aplicar en sesiones, en el hogar y el colegio” explicó Lisette.
La profesional, capacitada en terapia de integración sensorial, comenta que “muchas de las intervenciones que nosotros hacemos, más que trabajar en box donde no contamos con todo el mobiliario para trabajar esta terapia, se trabaja en domicilio, vemos en conjunto con los padres qué actividades se pueden trabajar con ellos, todo bien práctico para que ellos tengan más herramientas para la vida adulta”.
Lo más importante es que todas las estrategias terapéuticas, como apoyo psicológico, terapia ocupacional, fonoaudiología, entre otros profesionales, sólo aportan un 30 por ciento de lo que puede lograr el individuo. Todo el resto lo propicia la familia, el colegio y los contextos donde se desempeñen y por lo mismo, la capacitación y una adecuada red de apoyos son vitales para el buen pronóstico de estos niños, niñas y adolescentes.